
No es que Sofia haya hecho un disco radicalmente nuevo. Es que ha decidido ser, por fin, completamente ella misma. De inicio, ella misma indica: “Esto se llama Sofia porque no sabía qué nombre ponerle, con la excusa de que no quería ceñirme a un estilo. Al final lo he marcado bastante, pero como estos años he perdido la inocencia, creo que lo próximo que saque será de verdad otra cosa”.
Y tras unos recopilatorios que sonaban más a borradores prometedores—esas «Primeras Grabaciones» y «Canciones para saltarse por encima»—, la mallorquina afincada en Valencia entrega verdaderamente hablando su primer álbum, y el resultado es una declaración de principios tan atmosférica como íntima. «Las mareas», editado por la disquera asturiana Humo Internacional, no es una colección de canciones, es un mundo cerrado, un ecosistema de sintetizadores y melancolía del que, probable y verdaderamente, no se sale indemne.
La onírica portada de Albert Villegas y Lúa Oliver lo anuncia: esto no es pop para la radio sino para sumergirse. Y Sofia, que se ha encargado de la producción y mezcla (junto a Willy en labores de apoyo), demuestra un control asombroso sobre la paleta de sonidos. No es ruido, es textura. No son beats, es pulso. De nuevo en sus propias palabras:
“En cuanto al disco, veréis que he hecho algo más minimalista y redondo, creo. Más pensado. Pero en mi línea. Soy más de hacer la música. Luego, siempre empiezo a cantar desde la tensión, y después no es que encuentre precisamente algo que decir. Para mí, hacer canciones es un ejercicio de disociación. Una disociación que, a veces, libera. A pesar de eso, aunque no sepa abrirme en canal ni quiera, en este disco he ahondado más en mi experiencia”.
El viaje comienza con el tema que da título al álbum, una pieza ambiental que te sumerge de lleno en su estética de synth-wave nebuloso. Pero es con «Mi nombre» y sobre todo con el adelanto «La gravedad» donde el disco encuentra su ritmo de crucero, una pieza magistral de pop sintético. La voz de la cantante es lo primero que engancha: etérea, dilatada y esponjosa, como susurrándote un secreto a contrapelo de una base de pads que parece sacada de una sala de arcades abandonada. Es suave pero no débil, ligera pero con la fuerza centrífuga de un pequeño planeta.
Esa es la clave del disco. Sofia juega con contrastes. La suavidad de su voz contra una electricidad propia de organista parroquial discotequera que aportan sus sintetizadores. La aparente sencillez melódica contra la complejidad de los abismos emocionales que esconde en las letras. «Cardiovascular» suena como un mantra ansioso, un latido acelerado puesto en música. «Veneno» tiene ese deje oscuro y seductor que recuerda a los mejores momentos del post-punk más melódico.
Hay un riesgo, claro. Un territorio tan personal puede ser a veces inaccesible. «Tlatelolco», con su nombre evocador, es quizás el momento más hermético, un corte casi instrumental que funciona como un respiro profundo antes del desenlace. Pero incluso en su momento más introspectivo, el álbum no pierde su capacidad de hipnotizar.
«Las mareas» es un disco de una coherencia envidiable. No sobra nada. No falta nada. Termina con «Fin», un cierre apropiado para un trabajo condensado en 23 minutos y 59 segundos que se escucha como un ciclo completo, como la subida y bajada de la marea que le da nombre.
Sofia ha dejado de prometer y ha empezado a cumplir. Con este nuevo trabajo demuestra que ha encontrado su voz—y su producción—únicas. No suena a nadie más. Suena a ella. Y en el sobresaturado panorama musical actual, eso es ganar la partida. Sin duda, uno de los nombres esenciales y apuntando a más originales de la escena española. La conclusión es de nuevo explicitada por ella misma: “Al final, es todo exponencial y cambiante. Es la magia del pop, abstracto, adaptable, muy íntimo y a veces cínico incluso, ¿no? Al final he hecho otro disco, yo qué sé. Lo importante es que aquí seguimos”.
Publicado por:
Director de Mallorca Music Magazine, ejerciendo de fotógrafo, editor y redactor.
Apasionado de la buena música y las artes escénicas.
Fotógrafo especializado en fotografía musical y de conciertos.
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